En México se hablan 364 variantes
lingüísticas, agrupadas en 68 agrupaciones lingüísticas y 11 familias
lingüísticas, de acuerdo con el Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales
(INALI, 2008), esto lo hace uno de los países con mayor diversidad lingüística
del continente, un patrimonio cultural que todos debemos cuidar y fomentar.
Pero muchas de esas lenguas están en peligro de extinción, y en ocasiones
también aquellas que aparentan tener mejor salud.
A la
pregunta de por qué debemos preocuparnos por preservar las lenguas, el
lingüista Christopher Mosley responde “porque cada idioma es un universo mental
estructurado de forma única en su género, con asociaciones, metáforas, modos de
pensar, vocabulario, gramática y sistema fonético exclusivos. Todos esos
elementos funcionan conjuntamente en el marco de una estructura que, por ser
extremadamente frágil, puede desaparecer para siempre con suma facilidad”.
Hay, por
supuesto, personas que consideran que la muerte de esas lenguas (las indígenas)
es inevitable y que, además, no hay razón para dolerse de ello ya que la
unificación lingüística es altamente deseable. En contraste con semejante
actitud, hay otros que pensamos que la desaparición de cualquier lengua
empobrece a la humanidad.
Todas las lenguas en las que cualesquiera
mujeres y hombres aprendieron a pensar, amar y rezar, merecen ser respetadas
como parte de sus derechos humanos. Y esto se aplica a todos los idiomas
amerindios y a todos los que en el mundo se hablan.
“Las lenguas merecen ser respetadas como parte de sus
derechos humanos”.
La lengua
es suya, como de un australiano o un estadounidense es el inglés. Nadie tiene
derecho a quitársela o a discriminarlo por hablarla.
Muchas
lenguas contabilizadas en las series estadísticas muestran el reducido número
de los hablantes de lenguas indígenas y tampoco hay un acuerdo de cuántas
lenguas indígenas existen en la actualidad, así como tampoco existen acuerdos
institucionales sobre cómo atender esta problemática de mejor manera y tratar
de disminuir el riesgo de desaparición de alguno de los idiomas nacionales de
México.
En la
actualidad, los hablantes de lenguas indígenas tienen la necesidad de poder
continuar hablando sus idiomas, y la dificultad de que quienes son competentes
en la lengua en su mayoría son personas mayores o bien quienes la hablan y
quieren enseñarla a sus hijos o nietos no saben cómo hacerlo.
Existen
pueblos indígenas que al parecer ya han aceptado que su lengua va a
desaparecer, Sin embargo, otros desean revertir esta tendencia de desaparición
de sus lenguas y luchan por preservarlas y fortalecerlas de muy diferentes
maneras.
La
situación de los hablantes de lenguas indígenas es muy diferente en las
distintas regiones del país. Existen pueblos indígenas en los que únicamente
las personas mayores hablan su lengua.
Pero
también existen pueblos en los que ya no hay niños que hablen la lengua
indígena, como las 5 variantes del zapoteco.
En esta
diversidad de situaciones, también existen pueblos indígenas con un gran número
de hablantes de lenguas indígenas pero que se encuentran dispersos en distintas
localidades, ciudades o en campos agrícolas.
La
desaparición de una lengua indígena, y por lo tanto de un pueblo indígena o de
una gran parte de su cultura es de gran
preocupación para las instituciones encargadas de atender a los pueblos
indígenas pues a veces se piensa que las instituciones públicas o el Estado son
los responsables de las desapariciones de las lenguas. Sin embargo, sin la
participación directa y comprometida de los pueblos indígenas y de sus
hablantes, la acción institucional carece de sentido y fuerza.
Sin duda,
las instituciones indigenistas, tienen la obligación y el compromiso de
trabajar por disminuir el desplazamiento de cada una de las lenguas mexicanas y
de proponer políticas públicas que propicien el fortalecimiento, la
revitalización y el desarrollo de las lenguas indígenas de México.
Por qué las lenguas indígenas se encuentran en riesgo
de desaparición
De manera
general se ha dicho que el riesgo de desaparición de una lengua se refleja, en
primer lugar, en el reducido número de hablantes, en la dispersión geográfica,
en el predominio de hablantes adultos y en la tendencia al abandono de
estrategias de transmisión a las nuevas generaciones, entre otros.
En segundo
lugar, a la exclusión de las lenguas indígenas de los espacios públicos e
institucionales y a la ausencia en los medios de comunicación como la radio y
la televisión, así como en la disminución del uso de estas lenguas en los
ámbitos comunitario y familiar.
Lo
anterior no son los únicos factores que determinan la vitalidad de un idioma,
existen otros que pueden ser más o menos determinantes dependiendo de la
situación particular de cada uno de los pueblos indígenas de que se trate.
La falta
de transmisión generacional de la lengua indígena es sólo uno de los factores
que contribuye al desplazamiento lingüístico.
Otros
fenómenos que influyen son las actitudes negativas de los miembros de las
comunidades y pueblos indígenas hacia sus propias lenguas.